Cuando mandó su primer aporte, lo hizo deshaciéndose en disculpas porque "hacía más de veinte años" que no escribía. Cuando mandó el segundo, justificó que era un cuento cortito porque según él "lo breve se disfruta más" (no voy a discutir, no voy a discutir, podría, y cómo, pero no voy a hacerlo).
La vida me había dado una nueva oportunidad, o al menos ese era el sentimiento que me envolvía. Y esta vez tenía que ser LA vez, la perfecta, no solamente en cuanto a los formalismos sino también en cuanto al compromiso del para siempre. Una pareja con todas las letras, un tributo al amor que le profesaba.
Para eso tenía que hacer un esfuerzo supremo de dejar de mirarme el ombligo y ponerme en el lugar de ella, la elegida. Con esa idea, absorto en mis cavilaciones, pergeñé el proyecto perfecto: una boda fastuosa disfrazada de un evento íntimo y sencillo que la conquistara para siempre. No sería tarea fácil. Conseguir un pueblito de pescadores aislado en un lugar del Caribe francés, pero no tan remoto como para que los invitados a la fiesta no pudieran llegar a la ceremonia. El milagro de Internet más la complicidad de mi amiga cordobesa experta en armar viajes exóticos lo pudo: en la isla de Cul de Monde, había un paraje desolado llamado Le Petit Sureté. Un hotel de 5 cabañitas, sin televisión, a
Y lo mejor, ella no se imaginaba nada, ni la sombra de lo que iba a ocurrir.
Elegimos una fecha al azar: 10 de octubre. Con el horizonte a la vista, me encargué de la organización completa, sin despertar ni la más mínima sospecha.
Y el día llegó. Una jornada de sol radiante pero no abrasador, de mar turquesa, de relax al sol y (dis)tensión a la sombra. Ella de blanco, con una tiara de flores, y yo, cocoliche, como siempre.
Nuestros amigos llegarían en un lanchón, que los depositaría en la costa, a espaldas nuestras, mientras la ceremonia se aprontaba, todo en su lugar para que la sorpresa fuera absoluta.
En ese instante, yo, que era consciente de todo lo que pasaba alrededor (los mozos escondidos, la comida oculta, el falso cura ya avisado, los testigos improvisados) percibí extraños movimientos. Ella debió darse cuenta, porque nerviosa, me empezó a preguntar si estaba todo bien.
Cuando abrí mi boca para tranquilizarla, un estallido a nuestras espaldas. Nos damos vuelta y vemos el lanchón, con todos los invitados, incluido el mismísimo Podeti y su esposa, volar por los aires. Los restos humanos se esparcían por doquier, y los gritos de terror rompían la calma chicha que reinaba hasta unos segundos atrás. A unos cincuenta metros, una cañonera apuntaba nuevamente a los restos humeantes del bote, y descargaba por segunda oportunidad su pesada artillería con saña.
En la playa, el falso cura, los testigos, los mozos y hasta los curiosos corrían espantados adentrándose en la espesura que bordeaba el paraje, mientras nosotros dos, atónitos, petrificados, (yo más que ella porque sabía quienes eran los que estaban siendo masacrados) no atinábamos a nada.
Cuando el barco agresor tocó tierra, aproximadamente 30 indígenas saltaron ágilmente y nos rodearon. Uno de ellos, el que parecía el líder, ataviado con una especie de túnica multicolor y un collar de cuentas tornasoladas avanzó hacia nosotros, mientras varios de los invasores prendían fuego a las cabañas con un júbilo salvaje. En un inútil intento por salvar la situación me interpuse entre él y mi chica. Le dije que no osara tocarla, o sufriría las consecuencias.
El hombre, cetrino, de mediana edad, me miró de arriba abajo, espió detrás de mis hombros los ojos aterrados de mi novia, y en un perfecto castellano me dijo:
“Señor, ha cometido un grave error al venir a este lugar perdido y abandonado de la mano de Dios. En estas tierras no nos tomamos las cosas a la ligera, y este día será recordado como el día de la definitiva e histórica victoria sobre estos inmundos isleños.”
En ese instante, llevó su mano a su espalda, quizás buscando un puñal de jade, o algún arma con la que imaginé nos sacrificaría allí mismo a sus dioses paganos. Imagínense mi estupor cuando saca de su cintura un tarjetero, lo abre, y me extiende una invitación filigranada y adornada con la inscripción: “Si visita el Caribe francés, elija Egeus Resorts, donde sus sueños se harán realidad”.
Acto seguido, con una mueca de ofuscación, le dijo a una especie de asistente que lo secundaba: “Disculpa, no tienes más invitaciones? Las mías se mojaron al bajar del bote y la señorita no tiene la suya.”
Cinco minutos más tarde la playa estaba nuevamente desierta, salvo por los restos humanos que la marea acercaba a la isla, y nosotros dos, aún en trance por la experiencia vivida.
Es dura la competencia en el negocio del turismo...
Subana Banana, Septiembre 2009.
* podentaristas: secta de amantes de Podeti.
24 comentarios:
Le Petit Sureté
no podés, broda
no podés
jajajjajaja
Eh!
Muchas cosas quiero decir.
1- Yo no soy ninguna amante de Podeti. Va a venir la mujer y te va a incendiar el blog.
2- Ya mismo elimino de todos los paquetes turísticos de mi agencia las islas que tengan cañones. Yo no fui, señor juez, yo no sabía!
3- Qué te hicimos para que nos quieras matar, eh? Ya vamos a hablar.
4- Muy bueno!
jjajjaja
tás crazy, man
buen storyboard
besos mil
Ves? Ves lo que pasa cuando viajás a esas islitas pobres y llenas de nativos? TE MATAN! TE MATAN Y DESPUES TE VIOLAN!
Muy bueno Sub.
Me hizo acordar a la película esa con canciones de ABBA, pero con partes de muerte.
Pero pará un cachito ¿No podríamos haber sido atacados sin morir?
Karito vos sos la culpable, le vendiste los pasajes.
Y no se salva ni uno? ni unito? Porque yo quiero ir al otro, al casamiento ese en la isla top.
Eso, hablemos con subana para saber por qué nos quiere matar.
Es porque la hacemos el 12 no?
Muy bueno, ja!
Yo no sé, pero me parece que el hombre anda sublimando, anda.
¿Vieron que es peligroso viajar?
Subana, quiero decirte que agradezco de corazón la invitación al casamiento, pero para esa época tengo una asunto importantísimo que no puedo postergar. Les deseo lo mejor a los dos, que la felicidad los desborede y que su vida juntos sea como la imaginaron.
Con amor
La Rubia
Te jodés, porque te llevábamos un regalo importante...
Primero: Ups.
Segundo: jajajaja
Tercero: Se viene la boda???
Grande Sub!
Saludos,
Eva.
¡Vó estás delirando con tener una excusa para no casarte,cobarde!
Y hasta nos hiciste volar por los aires para conseguirlo, jajajaja!
Este estuvo desopilante, Sub, te felicito , aunque me hayas hecho llegar en partes a la playa.
Permiso. Yo vengo a decir una cosita a El Vengador "cuota de amargura" Pitufante. O dos.
1) Donde dice "ninguno gustó mucho", debería decir "ninguno ME gustó mucho". Digo, a mí sí me gustaron mucho, e imagino que a otra gente también.
2) Estaría buenísimo que se dispare con munición gruesa, obvio, en el caso que crean que haga falta, o que se sientan con autoridad para hacerlo. Lo cual -permiso-, no viene siendo el caso de tus comentarios. Decir que algo no gustó no significa prácticamente nada, habla de vos y no de los trabajos presentados. Con lo cual este segundo punto no es otra cosa que un aliciente. Adelante, Vengador, diga nomás qué le parece mal escrito, corregible, mejorable. Ayude, hombre, que si se trata de que ayudar a aprender, a todos viene bien.
Beso a tutti.
MC, pasamos de simpatizantes a amistades, para llegar a amantes de Podeti!
jajajajajajajajajajaja!
¡SUB! ¡Muy bueno! Pero ¿No queda nadie? ¿Como hacemos la secuela sin personajes secundarios? :D
Coincido con la rubia Esto ya es una cosa descontrolada... Pronta Secta o Logía de Podentistas Comentosos...
Jajajaja!!! Me encantan los comentarios!!
Che, Fender y Zippo me dejaron pensando... ¿no nos casamos al final? ¿Y había que matar a todos para zafar? No, tá bien.. dejá, dejá... no parece pero yo los quiero a todos éstos
;)
ps. a vos, sí... a vos... ya te dije cosas en persona (♥)
Listo. Ahora es secta.
Y yo que quería estar a salvo!
Muy buena historia. Ojalá que se cumpla en parte.
Ahora, no sé si la parte en la que todo esssplota o la parte del casamiento chuchi. Saludos!
VP, no te tomés en serio este divertimento dilettante.
A los demás, gracias. Ya salieron las invitaciones, RSVP.
Y para que vean que no hay rencores, me llega la información que VP sobrevivió a la masacre, pero lo llevaron al bote y le dieron dunga dunga para luego, si, descuartizarlo.
Lindo cuento, muy ilustrado. Me llevó a Le Petit Sureté (al cul del monde, jaja) y me sentí una observadora privilegiada: a salvo y exceptuada de todo peligro :)
No me gustó el final-final; la última frase le resta un poco al relato que venía muy bien escrito por lo que se entendería perfectamente el cierre.
Felicitaciones al autor,
June
No me gusta escribir "jajaja" pero sí decirte que me tuve que aguantar unas cuentas carcajadas en el laburo... La imagen de los restos humanos de los podentaristas fue inesperada e hilarante. Me gustó porque no era esperable un relato de humor con esos ¨disparadores¨ (no, los cañones no, las palabras). Saludos!
Seee, muerte, muerte y destrucción!!!
Me quedo con la duda si lo de la Sureté es una muestra de fina ironía o pura casualidad.
Muy bueno, gracias a todos por compartir la muerte conmigo.
A todo esto, no se puede ir en avión?
qué necesidad!!!
/me se anota en el monitor: No ir al casamiento de este tipo.
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