martes, febrero 17

T.E.LIT.A. II: La resurrección

Contra todo pronóstico, cada vez que estoy por declarar legalmente finiquitado al TELITA, se las arregla, para mi alegría, para resurgir de sus cenizas digitales. Y tanto es así que ayer noche nomás, me encuentro con un mail del muy jovencito Diego Villalba, ak.a. ElDiegoV., cordobés y podentarista de reconocida trayectoria comentaril y chatera.

ElDiegoV se ha despachado con un relato al que él califica de "road tale", y que me resultó tan fresco y vivificante que lo pongo acá sin más ni más, sin correcciones de ninguna clase, para que lo disfruten tal como salió del horno.

Queridos lectores, con nosotros, el road tale de ElDiegoV:


Cabezón, cebate un mate

La pregunta circulaba bastante entre los iniciados al circuito artístico de Paris. De hecho, inquietaba a casi todos los estudiosos de la vida y obra de Ernesto Bravo. La pregunta era, por supuesto, qué pasó de Ernesto Bravo.

Era, también, una de las preguntas que rondaban por la cabeza de Pierre Bruvel. Qué fue de Ernesto Bravo, a cuanto se le iba a ir el alquiler, lo caóticamente precioso del trafico de París (!), el trabajo de mierda ese que le encargaron para el lunes y que no lo había empezado, y unas cuantas cosas más. No demasiado profundas, bien simples. Pelotudas, casi. Pelotudas en comparación con lo que se le estaba por venir encima.


Y así, con (o a veces, sin) cosas en la cabeza, fue que uno de esos días, fue a parar (como de costumbre) al último asiento de una de las infinitas aulas de la Escuela de Bellas Artes de París. Como de costumbre porque, justamente, solía andar por los últimos lugares, sin hablar, sin decir nada, mirando al techo o los rayos de luz del foco, y se acordó que estaba en clase. “En clase!” se dijo para adentro, miró el reloj y se acordó el día…estimó más o menos y se acordó la materia en la que estaba. No andaba durmiendo muy bien y algunas cosas se le pasaban. Y al rato escuchó al profesor Benoit decir algo sobre los detalles y la forma de entregar un trabajo (“El trabajo! Cierto!” pensó para adentro). Después de oír eso, todo plan que eventualmente hubiera tenido se le habría venido abajo. Esta noche no iba a dormir bien, tampoco.


“Se ve horrible”, se dijo. 3 litros, 9 pinceles y 65 horas después, tenía el trabajo terminado. “Se ve horrible” pensó, y después pensó “Es como una patada en la boca del estómago”. Se empezó a imaginar las interminables retóricas y algún sermón escondido entre tanto palabrerío de Benoit, sólo para terminar diciéndole que se soltara y que de nada servia hacer una obra impecable, pero sin sentido personal. Y a pesar de que se lo decía en forma de consejo, Pierre lo escuchaba mirando fijamente alguna pata de mesa, o sus propios pies. De alguna manera, tenía razón, pero no le importaba. Miró por última vez el trabajo. “Se ve horrible. Pero me gusta”.


Y así llego el lunes, y llegaba (o eso creía) la serie de acontecimientos que lo tenían acostumbrados: correcciones sobre el minuto, entregar último, Benoit mirando el trabajo brevemente, discurso de siempre. La verdad fue que no cambio demasiado el orden, pero se fue desviando la conversación hacia el final. En el momento en que Benoit empezó a hablar, se detuvo y le hizo una segunda mirada al trabajo. Pierre levanto apenas la cabeza, como para no descuidar la posición y creyó notarle al viejo una mirada concentrada. “Esta vez es peor”, pensó, mientras sentía que la Escuela estaba quedando cada vez mas vacía. “Me va a hacer presentar trabajos experimentales, quiere reforzar, seguro. Va a hacerme quedar acá pintando hasta la eternidad”. Entre esos pensamientos, no se dio cuenta que lo estaba llamando. Cuando por fin reaccionó al llamado del segundo “Pierre”, Benoit le hizo unas cuantas preguntas sobre cómo había hecho el trabajo. Las preguntas y las respuestas parecían bastantes generales. En algún momento, le pregunto algo relacionado a la motivación, y Pierre explico:

-Mi motivación era, en ese momento, el vértigo de saber que en unas pocas horas tenia que entregar el trabajo. Por eso, ya se que se ve desordenado, ya se y lo voy a...
-Mejorar? Arreglar? Rehacer?
-Sí, lo que usted quiera.-le dijo Pierre, distraído pero sumiso, de alguna forma.
-Pero si te lo dejara para que lo elijas, no harías ninguna de esas cosas.
Pierre sintió con esa pregunta una especie de cachetazo subliminal. Tuvo bastante fuerza como para devolverlo a la realidad.
-La verdad es que no. No lo cambiaria. Me gusta como esta. Es un estilo...
-No sirve de nada que te quedes acá. Te vi trabajar, estudiar, motivarte y desmotivarte.-Benoit barajaba algo entre los dedos, pero Pierre no alcanzo a ver que era- Emular a Bravo, yo lo se. Eso querías, no?
-Yo…

Pasaron unos segundos. Pierre noto una arruga particularmente larga en la calva cabeza del viejo.


-Te lo regalo.-Benoit le paso el objeto a Pierre- Vas a volver a esta Escuela cuando quieras. O cuando estés listo. O no vas a volver. Como quieras.


Pierre tenia la absoluta seguridad de que lo estaban dejando afuera, cuando pispeó el objeto que le había pasado.

-Hay potencial para que hagas grandes cosas, te lo aseguro. Ah!
En la cara del viejo casi se podía entrever una mueca cómplice.

-Si vas, tengo un mensaje para Bravo: vas de mi parte.
Pierre abrió su mano. Era un papelito. Decía poco. Una dirección: calle, número y ciudad. Y un nombre: Ernesto Bravo. Cerró su mano. Y el papelito se le tradujo en sonrisa.


Conocía de nombre varias de las principales ciudades de Argentina, pero Pierre, particularmente a esa ciudad no la había escuchado nunca. Mientras ojeaba de nuevo el papelito para asegurarse, sintió un chillido horrendo y el resto de la gente, con mucho bullicio de por medio, empezó a salir del barco. El salió también y el sol le dio de frente. Miro arriba, bien alto, al cielo y miro en dirección al mar. La Escuela, el alquiler, los autos, Benoit y sus trabajos, ya todo estaba lejos, muy lejos. Ahora se tenia que hacer valer por si mismo, de verdad. Empezó a caminar y pensó: “Estoy en Argentina”.


Más tranquilo, pudo analizar bien el papelito, el cual pudo corroborar con un mapa que le facilitaron en el puerto. Era cierto, la dichosa ciudad existía. A la salida del puerto había un pequeño bar, con cuatro hombres mayores bebiendo. Uno de ellos se parecía un poco a Benoit. Les preguntó como se llegaba a la estación de colectivo y le indicaron. Cuando se marchó, se dio cuenta de dos cosas: Una, que la migración se podía apreciar más fácil de lo que se creía. La otra, que las clases de español funcionaron.


Cuando llego a la estación (después de preguntar en unos 6 lugares mas) trato de buscar en medio del bullicio de gente, a alguien que lo anotara para el primer viaje a esa ciudad. “Que no existe? Ah! Es un pueblo. Ok, es un pueblo.” A los pocos minutos, se encontraba ya sentado en el colectivo.


El susodicho era un colectivo medio viejo, pero bien cuidado, que parecía de finales de los ´80 o principios de los ´90. Por dentro, se encontraba desgastado pero elegante, hasta con cierto aire rural. Estas características compartían todos los colectivos con los cuales llego hasta el pueblo. Pierre acostumbraba a ser de los primeros en entrar a los colectivos así que siempre tenia variedad de elección en cuanto a ubicación de asientos. En todo el trayecto, siempre eligió el primero que encontrara libre en la fila derecha, lado pasillo, con ventana amplia. Si era la primera vez que estaba en Argentina, no se iba a perder la oportunidad de mirar el paisaje. Pero a los 5 km, desapareció toda ansia de cholulismo que podría haber tenido. Se encontró analizando un paisaje, no, un país entero, y lo encontró fascinado. Había mucho que estaba por aprender.


“De ahí, de la plaza, 5 o 6 cuadras. Doblás a la izquierda. Seguís derecho y lo tenés que ver”. Siguió las instrucciones. Pierre se dio vuelta para decirle “Gracias” pero el hombre se estaba yendo. 5 o 6 cuadras desde la plaza, a la izquierda, siguió. Pero no encontró nada. Si, había un garage de autos, y el portón estaba abierto, pero eso no podía ser. Pero, no perdía anda con preguntar.


-Hola, este…me dieron esta dirección...acá está Ernesto Bravo?

Un tipo alto de overall, con las manos engrasadas, estaba ajustando algo en una Renault Break. La frase de Pierre solo sirvió para que le empezara a prestar atención.


-Está?- repitió.
-Aguantá un cachito que ya te lo llamo. Negro! Te buscan!

El hombre del overall siguió ajustando, cuando, desde un cuarto contiguo, alguien le hablo. Volvió al garage y le dijo a Pierre que pasara. Pierre lo hizo. Al entrar, vio un cuarto simplista, con libros, diarios viejos y cinta de empapelar, todo apelmazado en una esquina. A la orilla de una ventanita que daba al fondo del sitio, se encontraba sentado un tipo corpulento, pero relativamente pequeño. Era Ernesto Bravo.

-Si, que pasa?
Pierre no dijo nada. No sabia que decir.
-Eh? Que te pasa?
-Soy Pierre Bruvel. Vengo…de parte de Benoit. Me dijo que venga de parte de Benoit…
Bravo lo miró fijamente, y bajó la guardia. Sonrió un poquito.
-Vení, pibe. Seguime.

Tomaron un pasillo que unía el garage y la piecita. El pasillo doblaba hacia la derecha y desembocaba en el fondo, donde una puerta daba paso al patio. Una hora después estaban ambos sentados en el patio, con Pierre contándole todo lo sucedido desde unos 10 años atrás hasta ese mismo momento que llego a su hogar. De tanto en tanto, Bravo parecía no escucharlo y asentía en silencio. Cuando Pierre termino su relato, Bravo le pregunto:

-Pibe, sabes por que Benoit te mando acá?
-No…no estoy seguro.-respondió medio nervioso Pierre.
-Mira, yo hace rato me retire del “mundo profesional”. Una epifanía, que le dicen. La cosa es que nunca lo pude abandonar del todo. Ahora todavía pinto. Viste esa Break? La que arregla el Cabezón. Fijate quien le hizo los detalles en los interiores.-
Bravo suspiró. Al rato, dijo:
-Pero te cuento algo: yo ya no voy a pintar más. Por eso quiero que otros lo sigan haciendo. Benoit me sirve algo así como filtro. Los que tiene algo…chispa, ponele…los que son diferentes…yo me encargo de trabajarlos. Porque imaginate, semejante talento, hay que pulirlo, me entendés?


Pierre estaba fascinado. Bravo volvió a mirar a lo lejos. Giro su cabeza hasta Pierre de nuevo y le dijo:


-Bueno, al lado de mi pieza hay otra, fijate. Anda a acomodar tus cosas ahí. Ponete comodo. A las 9 esta la comida. Mañana empezamos. Y mientras tanto…vos tenés que confiar en mi, dale? Nos vemos, che.


Pierre se levantaba cuando justo un pensamiento se le cruza por la cabeza. No, no se podía ir sin preguntarle.


-Por que abandono París?- le pregunto en seco.


Bravo se acomodo sobre la silla.


-Hace unos 25 años que no me siguen la pista, no? Bueno, justamente hace unos 25 años, con Rodríguez, Pill, Benoit, McKinnen…Con Benoit éramos amigos bárbaros, y con los otros también, íbamos a cuanto bar encontrábamos. En un barcito servían comida, también, me acuerdo. Lo que vendría a ser ahora comida étnica. Yo, imaginate, a los 34 años, que cada 2 años cambiaba de país, estar en un lugar así era como visitar todo el planeta. Ahí es donde se me dio vuelta el mundo.
-Y que paso?
-Y…no se puede explicar. Te tiene que pasar como a mí. Tenés que sentirlo vos mismo. Sabes que…?


Bravo se levanto como si se hubiera acordado algo importante.


-Pierre, anda a la mesa que hay unos criollitos, traetelos. Y vos, Cabezón, cebate un mate, dale?



ElDiegoV., Febrero 2009.

.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay! Se terminó!

Yo te dije "muy largo, muy largo", pero cuando empezaba a meterme en la historia, venís y me lo terminás. Con qué derecho!

Felicitaciones, Diego, viste que había que animarse?
Me quedé con la curiosidad de saber en qué pueblito estaban (aunque lo sospecho ;) )y qué le pasó a Ernesto Bravo. Habrá segunda parte???

Lady Ithil dijo...

Ay, se me enyenaron los ojos de lágrimas, no sé por qué. Hermoso Diego, me conmovió.

Anónimo dijo...

Upa! Bueno, la dueña de casa me deja responder los comentarios por acá, así que voy a ser caballero y hacerlo:

Karito: Gracias por la felicitancia! Lo que le pasó a Bravo se puede dilucidar en el texto, igual quiero oir teorías. De todos, eh?
El pueblito tiene un poco de varios lugares.
Y de última lo amplio a un texto de 12 páginas para darle un climax a todo trapo. :P
Gracias por el ánimo!

Lady Ithil: Honestamente y sin falsa modestia, le puedo asegurar que no esperaba esa nivel de reacción cuando alguien leyera mi texto. Se aprecia mucho saber que lo que hace uno conmueve a otros. Gracias por la felicitancia!

MC: Una vez más, muchísimas gracias por el espacio y la buena onda de recibir un producto que salió tan en bruto (cosa que me di cuenta al revisarlo ooootra vez: Ay dió!)

Al resto de los participantes: No se preocupen, con cosas como esta nunca les voy a robar el empleo! :P

Saluda y todo eso...
EDV.

Anónimo dijo...

Upa! Bueno, la dueña de casa me deja responder los comentarios por acá, así que voy a ser caballero y hacerlo:

Karito: Gracias por la felicitancia! Lo que le pasó a Bravo se puede dilucidar en el texto, igual quiero oir teorías. De todos, eh?
El pueblito tiene un poco de varios lugares.
Y de última lo amplio a un texto de 12 páginas para darle un climax a todo trapo. :P
Gracias por el ánimo!

Lady Ithil: Honestamente y sin falsa modestia, le puedo asegurar que no esperaba esa nivel de reacción cuando alguien leyera mi texto. Se aprecia mucho saber que lo que hace uno conmueve a otros. Gracias por la felicitancia!

MC: Una vez más, muchísimas gracias por el espacio y la buena onda de recibir un producto que salió tan en bruto (cosa que me di cuenta al revisarlo ooootra vez: Ay dió!)

Al resto de los participantes: No se preocupen, con cosas como esta nunca les voy a robar el empleo! :P

Saluda y todo eso...
EDV.

Anónimo dijo...

Uy, esto me pasa por apurado! Se me clonó el mensaje! Bueno, perdónnnn...

Gabrielaa: Reconfortante es siempre que aprecien (como dije antes, y por duplicado je!) el trabajo de uno. Gracias!

Me retiro (por ahora), sin más temas a tratar, a mis aposentos.
Los saluda y todo eso...
EDV.

Mona Loca dijo...

Bieeeen!!!
Se animó el niño! y muy bien encima!

Anónimo dijo...

Mona: Si, me animé! Pero fue más fruto de la coacción que de otra cosa :P. Fue gracias a la encantadora presión de mis compañeros de sindicato (o sea, USTEDES :D) que me motivaron a mandarlo. De nuevo, y no lo eternizo: Muchas gracias!

Sin otro particular, me despido a la espera de una resp...ah, no. No.

EDV.

El Profe dijo...

Mis felicitancias al DiegoV y obviamente a mi amiga MariaCe también... ¿Esto quiere decir que cambiamos la yerba y seguimos? :P
¡¡Abrazotes!!

PatricioUPMA dijo...

Muy bien, Diego, muy bien. Le vas a sacar el trabajo a alguno, estoy seguro.

Zippo dijo...

Muy buen cuento, Dieg! de final abierto, como me gustan a mí, ¡y con pocos puntos suspensivos! ;-)

Te pasaste, pibe, me atrapó de entrada, quizás por la temática y el entorno. Felicitancias.

Anónimo dijo...

Profe: Muchas gracias por la felicitancia! Yo solo alcancé la yerba, ustedes lo ceban, que son los que saben ;)

Patricio: De nuevo, muchas gracias. No se que trabajo, pero seguro que algo le saco a alguien :P

Y gracias a todos los que no comentan, pero les gusto. Gracias!

Anónimo dijo...

Zippo: Muchas gracias, como a todos. Significa mucho que las "figuras" del ambiente me reconozcan =D. Y si, en medio del proceso de escritura, pensé que le podía gustar. Ahora, lo que me costó horrores fue evitar los puntos suspensivos! =P

ElDV.

Anónimo dijo...

Diegoooooooooooooooo
no lo puedo creer, nene.

Tanto talento hay que pulirlo.

;)

Anónimo dijo...

Rubia: Medio tarde, pero viste como soy...Muchas gracias (se me va acabando el vocabulario, je!)!!! Por favor, rub, lo que tengo de parecido con Pierre es lo colgado y lo tímido, pero fuera de eso, poco más. No me sonroje :P
Me alegro mucho que le haya gustado!

ElDV.