miércoles, septiembre 2

TELITA III: Segundas Oportunidades, por Vill Gates

El podentariado (despistados: ver podentaristas*) lanza participantes cual si misiles fueran, ¡vamos todavía!

Es así que el segundo y también muy veloz telitero, que inaugura el mes de septiembre, es el señor Vill Gates. Asiduo colaborador de los Telita anteriores, se arrimó una vez más, declarando:

"Es curioso lo que un conjunto de palabras puede disparar. Fueron solas a revolver en mi memoria, y acordarme de un hecho del pasado. No es que esto haya sucedido de verdad. Creo que el disparador fue "30 indígenas". cosas de la mente humana. Pero ese lugar sórdido que describo existe, y nadie hace nada, bueno, yo traté de hacer algo una vez. En fin. Un buen ejercicio, más allá de si gusta o no. Un verdadero taller."

(Esto lo dice porque es un vago que no quiere ir a los talleres literarios, quiere que el taller vaya hacia él)

La cosa es que se mandó flor de relato. Queda claro que además de abogado, escritor y vago, es un romántico. Bueno, ¡a leerlo!

Segundas oportunidades.

El taxi daba vueltas en ese pueblo ficticio llamado “Las casitas” que no era otra cosa que un barrio aislado de la ciudad de Río Gallegos. Aislado a modo de tributo a la ceguera que consiste en quitar del medio lo que no se quiere ver. Los prostíbulos están prohibidos, pero no las “whiskerías”. Rodrigo Ferrero nunca encontró la diferencia entre esos dos términos. Como cuando en Santa Rosa, La Pampa, había rescatado a esas pobres treinta indígenas paraguayas que -según el que las transportaba- iban a cuidar chicos en los campos de la zona. Aquellos hombres terminaron sin condena porque no se pudo demostrar que efectivamente las iban a hacer trabajar, pero no precisamente como niñeras.

El conductor miró por el espejo cuando, el policía se despachó con una carcajada. Su jefe le había hablado de una histórica victoria contra la trata de blancas. Nunca comprobó los rumores de que el tipo también estaba metido en el negocio, o que recibía su parte, que se callaba, o que no hacía nada: lo que para el caso y a su modo de ver, era lo mismo. Como premio, unos días después, le habían dado dos balazos. Pero la vida le había dado una segunda oportunidad porque el plomo apenas si había rozado el corazón. La otra bala en la pierna le había provocado esa pequeño rengueo que ya casi ni se notaba y mucho dolor. Dolor también por el proyecto trunco de ser entrenador de boxeo en la escuela de Policía que su maldita pierna le impidió realizar. O la maldita bala.

Le indicó al conductor -que ya se había dado cuenta de que él era policía- que diera otra vuelta por entre esas casas con vidrieras enormes y luces rojas. Y él se había dado cuenta de que el tipo tenía miedo. Mejor así.

Hacía frío. Debía de hacer diez grados bajo cero. Las chicas se paseaban con esos tapados negros y largos con muy poca ropa debajo. Tenía que esperar, recién eran las once.

El chofer no podía disimular la tensión a la sombra de la pared trasera del local en la que lo hacían esperar con el motor apagado.

-Toma lo tuyo. Volvete a Río Gallegos. No me conoces. Nunca me viste. ¿Está Claro? –le dijo al chofer. El hombre no le contestó. Ferrero estaba seguro de que le había quedado todo más que claro. Luego prendió un cigarrillo. Realmente hacía mucho frío. Entró tratando de parecer un cliente más. Seguramente no lo conseguiría. No había bajado de un auto caro ni usaba un reloj de oro. Tampoco invitaría tragos.

Cerca de la barra había una televisión muda que nadie miraba. Una pareja reía: forzadamente ella y alcohólicamente él.

Se acercó a la barra, pidió un whisky de los baratos con soda. Era horrible. Sobre todo porque ya no tomaba. Tampoco es que fuera un alcohólico. Eso le recordó por un instante que Laura ya no estaba. Rápidamente pensó en otra cosa. Hacía calor. Había mucho humo en el aire y ese olor rancio de la adrenalina mezclado con otras cosas que allí nadie se ocupaba en disimular.

También vio un escenario, un micrófono y un aparato que parecía de los de karaoke. ¿Alguien usará esto aquí? – se preguntó.

Preparó el número en el celular pero no hizo ninguna llamada. Le dijo al de la barra –Estoy buscando algo distinto.

-¿Usted no es de por aquí verdad? –Y recibió como respuesta un “No” y seguidamente un “Buenos Aires”.

-Bueno, hay chicas de Perú, de Paraguay... Mientras lo escuchaba vio una mujer muy alta y rubia, con el pelo recogido y que estaba de espaldas, sentada en una mesa de una zona oscura. Se la señaló al cantinero.

-No, esa es Tatiana, pero ella no trabaja, es decir, ella solamente canta.

-Ah ¿Y qué canta?

-Ya va a ver. Por ahí usted tiene suerte con ella… quién sabe. El cantinero le hizo una seña y la mujer, subió al escenario. Pulsó un botón en el aparato de música y comenzó a cantar.

El viejo policía no pudo quitar la vista de los ojos grandes y azules de la mujer que cantaba en un idioma que no conocía, algo que parecía de amor, pero también triste.

Le dio un poco de rabia que nadie le prestara demasiada atención. Cuando terminó, la mujer se acercó a la barra y le pidió al barman un vaso de agua. El policía no podía quitarle los ojos de encima a aquellos otros, como no los había visto nunca. La mujer lo notó y apartó los suyos como hacía siempre con los clientes del lugar pero eso duró muy poco porque esa mirada no era como las que allí había conocido.

-Muy bueno lo que cantó, aunque debo reconocer que no entendí ni una palabra. Dijo Ferrero.

-Es ucraniano -dijo la mujer con una media sonrisa- La canción se llama “Lo que tenemos que olvidar”.

-Olvidar –dijo el policía sin dejar de mirarla y siguió -¿Por qué aquí?

Cualquiera que los hubiera escuchado hubiera jurado que esa conversación había comenzado bastante tiempo antes.

-Vine en un barco. Hace años. Siempre canté –respondió ella.

-¿Vino sola desde Ucrania? –La mujer asintió pero se detuvo y no siguió hablando ese castellano recientemente aprendido. El policía entendió y no le preguntó nada más. Pero ambos se seguían mirando como si no pudieran dejar de hacerlo.

Ferrero tenía que seguir con lo suyo. Pulsó el botón de enviar y el teléfono hizo la llamada que había premarcado. No habló y cortó.

Cinco minutos después las luces rojas del local se confundieron con las azules que proyectaban por los ventanales los autos de la policía desde afuera.

Los federales entraron, pidieron los papeles de todos. Siete menores extranjeras fueron sacadas de allí, entre otras mujeres. Que algunas fueran extranjeras era la excusa para que ellos estuvieran en ese lugar. Más tarde habría revuelo en la ciudad y mucha gente poderosa se pondría nerviosa. Harían llamados, pero eso no importaba ahora.

Otro policía le dijo a Ferrero -¿A ella también la llevamos?

-No, ella es cantante aquí. El otro hombre empezaba a dibujar una sonrisa pero la mirada de Ferrero provocó una mueca inconclusa.

Cuando terminó de entregar citaciones y acabaron las detenciones Tatiana dijo: ¿No tienes más invitaciones? El hombre confundido le preguntó ¿Invitaciones…?

-Quiero decir, citaciones.

¿Para usted, quiere decir? No, no ¿La acerco a algún lado o…?

-Vivo en la ciudad. Puedo llamar un taxi…

-No hay problema, la acerco.

Siguieron mirándose.

Al otro día también.

Ella no volvió a Ucrania y él olvidó el boxeo.


Vill Gates, Septiembre 2009


podentaristas: secta de simpatizantes de Podeti.

24 comentarios:

*M Lo* dijo...

Muy bueno!!!
Hay que meter todas las palabrejas esas eh??
Besos Vill, felicitaciones
=)

La Ruiva dijo...

Vill, Vill...nos enamoró a todas.
Me encantó, porque no se me hubiera ocurrido hacer una historia de este tipo con esas palabras.

rs dijo...

Muy bueno Vill, me gustó. :)

Karito La Cordobesa dijo...

Vill, qué tierno!

Me encantó, felicitaciones. :D

Es un romántico!

gamar dijo...

Esas Puertas viles...
Muy bueno.
Yo me olvidé, en un rato lo intento.

El Profe dijo...

¡SUBLIME! Muy bien anrrado, utilizó los recursos como se debe y nos llevó directamente donde quería. Conozco Río Gallegos y las imagenes junto con sus palabras hicieron del relato una verdadera pelicula mental. ¡Un abrazo y mi admiración!

Vill Gates dijo...

Uh, muchas gracias a todos. Son demasiado generosos.
Lo del taller literario me lo dice tanta gente que me voy a tener que buscar uno.
Releyendo el relato veo algunos verbos mal usados y otras cositas. Pero así son los Talleres. ¿Te apuran con el tiempo y metés la pata! ;)

No les tengan miedo a las palabras. Al revés, son la conexión de la historia. Recuérdenlas, déjenlas reposar en su cabeza una noche y ya van a ver.

Saludos!

gabrielaa. dijo...

muy bien vill_ !!!
muy bien muy bien muy bien

subana banana dijo...

Siempre supe que eras cana encubierto, Vill!!
Bien por el relato, esperamos estar a la altura.

Mar dijo...

Excelente. Qué lujo.

Vill Gates dijo...

No che, no soy ni fui cana. Pero tengo contactos tangenciales con ellos.
Si tienen oportunidad de ir a Río Gallegos, vayan, aunque sea en taxi a conocer "las casitas" Parece Amsterdam porque los lugares tienen vidrieras como cualquier negocio de la avenida Santa Fé y las chicas se pasean por allí totalmente semidesnudas.
Y algunas no están ahí porque quieren.

gabrielaa. dijo...

ninguna chica está ahí porque "quiere"
ninguna mujer nace para puta


besos

Zippo dijo...

Bien, bien ,bien, muy bien!!!Vill ha puesto la vara demasiado alta, descollando con un trabajo fantásticamente hipnótico. tiene el ambiente bajofondo de un policial, y aires románticos azules. Capo.
(¿En serio sos rati encubierto, como dice Sub?)XD

Mona Loca dijo...

No le hacía esa veta romántica, le juro.


Me resultó muy interesante.

Sí, el cuento también.

beso

Vill Gates dijo...

Si Gabaa, lo que quise decir es que no estaban solamente obligadas por necesidad personal, sino que las tienen amenazadas, con los documentos retenidos por ser extranjeras y cosas peores.
Ya se que nadie nace para eso.
Me dan mucha pena las chicas (y algunas ternura) Por eso son peligrosas!!! jajaja.
Saludos.

Fender dijo...

Yo pido clemencia por no ser abogau, ehé. Ahora resulta que para todo hay que serlo: político, juez, apoderado y, entre otros, escritor. ¿Me equivoqué de carrera?
No, Fen, elegiste bien: nunca serás escritor.

Con respecto a los "errores": lo importante es haberlos encontrado, reconocerlos, corregirlos y, si viene al caso, reescribir. En realidad, es lo que se hace en los talleres, Vill (psé, y ganar chapa, ya sé) pero con alguna reserva. A veces lamento un poco que lo público de un blog nos impida corregirnos antes que palmearnos las espaldas, es un servicio a la comunidad que no siempre se aprecia lo suficiente, salvo en privado.

Quizá, para un próximo telita, MC: armar un grupo de Gmail o Google, inscribirse, proponer los trabajos, leerlos críticamente entre todos, corregir, aumentar, reescribir y luego publicarlos terminados. Cualquier director de taller les va a decir lo mismo: la única manera de aprender a escribir es escribiendo (igual que como aprendimos a leer).

Ufff, me re-pasé, arre, tipo ná.

Felicitaciones, Vill.

Fender dijo...

Debo agregar que en mis años mozos trabajé en un prostíbulo (Fen, Fen, aclará rápido que se están mirando entre ellos de reojo) Fue así: yo estaba un poco deshauciado después de algunas cuitas personales, sin trabajo, dolorido, (más) descreído, pero contento de seguir vivo. Un señor que había ocupado un lugar de "reparador para todo" en un burdel me ofreció el puesto (mediar con la "madama", más bien) y... es muy largo, bueno.

Al final, conocí el "medio" por dentro desde el "bright side" (si es que la prostitución lo tiene, es el que yo conocí), muy distinto a todo lo que es en realidad. Dicha reallidad me tocó rozarla muy tangencialmente cuando viajaba por el país y escuchaba los comentarios de ocasionales compañeros de viaje, obviamente escandalizado por su gusto y por el uso de instalaciones aisladas del manco brazo de la ley y a todas luces al amparo de la neurótica vista pública.

Cada vez que digo "nunca pagué por sexo", alguien me mira como dudando de una heterosexualidad que no cuestionaría de la misma manera si dijera "me acaban de coser el traste a porongazos". No me hace mella, siempre dije que soy puto, negro, viejo, gordo y mujer. Ah, y Argentino.

Así estamos.

MariaCe dijo...

Fen, por cierto que es una idea excelente. Vale decir que el TELITA nació atropelladamente (a tontas y a locas y por el gusto de hacerlo, como el 90% de mis ideas), pero es verdad que si la concurrencia tiene las ganas o necesidad de hacerlo, estaría bueno armar un grupo de trabajo. Mal podría dirigirlo yo, que no soy más que una "consumidora" y en estas lides me guío por el gusto o la emoción más que por la técnica, pero puedo armarse, puedo armarse. Y que se guíen entre todos (o que se agarren a las piñas, porque viste que los artistas son sensibles respecto de sus obras, debe ser una cuestión de @aternidad). Bueno,se puede someter a consideración. Ay dio se viene el extreme discuting.

MariaCe dijo...

Y, Fender, una cosa más.
Todo bien con los comentarios, pero no soy la única que espera con ansia tu participación. O la de Cassender, eh? Estaría bueno un laburo en conjunto. ¿Escribieron juntos alguna vez?

Fender dijo...

Como se nota que no lee mis blogs. Sigh!

http://excretos.wordpress.com/2007/02/18/ricardo-y-el-nene/

MariaCe dijo...

(Gulp)
Es del 2007! Yo en esa época no existía.
En el mundo de los blogs, digo.
Ahorita voy y leo :D

June dijo...

:)

Memento dijo...

Me gustó mucho el giro argumental del protagonista. Todo me indicaba que se trataba de un ex-policia buscando venganza y si bien algo de eso hay en el fondo, la resolución explica mucho mejor tu título.
Felicitaciones por tu muy buen relato!

PatricioUPMA dijo...

Ahhh, que habilidad envidiable para meter todas esas palabras imposibles de meter. Y haciendole un poco de escapa a las temáticas más usuales. Me gustó mucho eso. Aunque me estoy dando cuenta que son todos unos romanticones empedernidos (hasta Subana metió un casamiento antes de toda la muerte y destrucción).

Señor, lo felicito. Y de los errores no se preocupe: para los buscadores de problemas es fácil encontrarlos, más no no cometerlos.