miércoles, diciembre 12

Sueño, en rojo y negro

(En la madrugada del día de la tormenta)

Veo esa calle, más bien un callejón como de película, quiero decir que sé que es algo preparado, ambientado. Es sólo un callejón sucio y oscuro, solitario, y llovizna. La iluminación es difusa y muy tenue, se enfoca apenas un pequeño espacio, destacan las gotas repicando sobre la pared de un local cerrado en el que alcanzo a distinguir pedazos de afiches pegados. Alrededor, negrura y silencio.
Lo primero es el sonido de los tacos, reconozco el sonido de zapatos de bailarina. Un chap chap in crescendo, con un ritmo como de tambores africanos. El sonido me inquieta. Y entonces, con pavor, la veo. Es, sé que es, hermosa. Un figurín al estilo de esos que se dibujan cuando se diseña ropa, huesos largos y delicados, buena musculatura, cintura pequeña. Tiene el cabello muy negro y los labios pintados muy rojos. No distingo las facciones. Lleva medias de encaje, negras, y un vestidito cortísimo, como si fuera una malla pero con un volado a la altura de las caderas, rojo brillante. Algo negro en la cintura, (un cinturón, creo), y nuevamente el voladito en el escote corazón. Y los zapatos, negros, de taco alto pero ancho, de bailarina. Camina bailando, baila caminando. Ejecuta una danza pero algo en ella es aterrador, algo en la manera en que articula brazos y piernas. Camina hacia el mundo y es inevitable. Me espanta. Sé que está totalmente loca y que será devastadora.

Me despierta el viento. Es fortísimo, ha cortado la cadena que sostiene la banderola de una de las ventanas, y abierto completamente otra. Parece que se volara la casa. Me levanto, verifico que Francisco está seguro. Salgo al patio y cierro la puerta que da al pasillo, para que los gatos puedan resguardarse (entran por un recuadro donde a propósito quité el vidrio). Ato como puedo la cadena rota y logro cerrar la banderola. La otra banderola no quiere cerrarse, no tiene cadena y el viento es demasiado fuerte. Sé que no durará, así que me quedo sosteniéndola hasta que pasen la ráfagas. La tormenta se lanza con toda la furia, a los pocos minutos empieza a caer el agua y el viento amaina. Vuelvo a la cama.

Y vuelvo a soñar. Veo un cielo negro, negrísimo, y perfectamente calmo. Ni una brisa. Y entonces, empiezan a bajar: pequeños globos rojos, iluminados por dentro, cada uno sosteniendo un canastito rojo que está unido al globo por cuatro hilitos, también rojos. Me digo "farolitos chinos". Bajan suavemente, como si fueran nieve. Es una imagen perfecta y poderosa, llena de fuerza en calma.

Duermo, ahora ya sin sueños.

6 comentarios:

serpnorber dijo...

Avisame què cenaste!? Quiero comer lo mismo!! Que buenos sueños :)

MariaCe dijo...

Cierto, eh? Yo sé que los produce mi cabeza y todo eso, pero tienen una calidad visual tan indescriptible que yo, que soy re chicata, no puedo ni considerarme autora, es como si alguien los pusiera ahí para mí.
Y les doy TODA la bola. Me importa muchísimo lo que el inconsciente tiene que decir, no siempre puedo interpretarlos, pero presto mucha atención a todo el simbolismo.
Practicaste alguna vez con las técnicas de sueño lúcido, ensueño, etc?
Besinho.

serpnorber dijo...

Si he practicado. Además he tenido viajes astrales. Son sueños donde vos sabés que estás soñando y hasta a veces sabés que estás en una cama durmiendo; pero que vos podés hacer lo que se te canta, volás, atravesás paredes, hacés alguna fechoría, ja ja ja, total. . . es un sueño. Parece que soñaste sobre una pomba-gira. Su color rojo-negro, el ritmo africano, la manera de moverse, etc.etc. Según mis estudios, por supuesto que hay algo en el subconciente que quiere aflorar en un sueño; pero también hay algo químico que consumiste(en la comida)como por ejemplo algunas hojas de laurel en la salsa de tus tallarines o un lindo vino, etc. Besu :)

Anónimo dijo...

Sueños de San Telmo, respirar ahí creo que es beber la inspiración

Vill Gates dijo...

Vaya, dicen que los sueños siempre nos quieren decir algo. A veces importante, a veces intrascendente. Otras veces simplemente recuerdan algún suceso que nos impresionó, bien o mal.
Igual cada sueño no es un relato, a veces son imágenes inconexas.
La pericia es de quien relata y la belleza de lo contado depende del soñador-relator.
Un beso.
En este caso, buenos sueños, muy bien contados.

toi, anais dijo...

Merci! me encantó recibir tu visita, y leer este último post. La forma en que pudiste plasmar en palabras la imagen de tus sueños es brillante, te felicito!

Un gran abrazo, a bientôt! ;)