martes, junio 26

Crianza

Me parece que no se me da bien la maternidad. No soy la única que opina así, aunque al respecto hay opiniones encontradas. Fer opina que soy una madraza. Mabel opina que soy muy culposa. Mi hermano opina que no sé ponerle límites a mi hijo. Mi madre... bueno, sospecho que si mi madre fuera más joven intentaría obtener la tenencia de mi hijo.
Es una pena que no se me dé bien la maternidad, porque lo cierto es que me encanta mi hijo. Quiero decir, me encanta que yo tenga que criarlo. Me encanta pasar muchas horas con él. Deshojo mucha margarita con cada decisión respecto de lo que debería hacer o no hacer y creo que esa inseguridad se nota, él, mi hijo digo, lo nota, y posiblemente lo aprovecha. Un problema habitual es que en realidad me gusta que lo aproveche, pero cuando él aprovecha algo suele ser en desmedro de mis propios gustos. Por ejemplo:
Hace unos días que se le despelotó el horario. Y como no está bien que un niño ande despabilado a la una, dos, tres y hasta cuatro de la mañana (amén de que YO necesito dormir), anoche a las doce de la noche me lo metí en la cama conmigo, todas las luces apagadas, con la esperanza de que la falta de perspectivas de rocanrolear lo hiciera quedar dormido aunque sea a la una. Pero eran las dos, y el tipo saltando en la cama e intentando que yo jugara con él. Y eran las tres, y ya furiosa, lo saqué de la cama y lo llevé al living con una almohadita y una frazadita, amenazándolo conque tenía que dormir ahí (ingenuamente, pensando que le iba a resultar aterrador o por lo menos poco atractivo), y lo dejé solo y cerré la puerta y me fui al cuarto. Después de llamarme un rato sin que yo me dignara contestarle, escucho los pasitos y el arrastre de una silla. Enseguida, click. El tipo prendió la luz del living. Pasitos, y otro clic: intentó prender la tele (yo la había dejado desenchufada así que no tuvo éxito). Un par de intentos y desistió. Yo pensaba "ahora se va a poner a llorar y lo traigo y se duerme"). Pero no, a los pocos minutos oigo ruiditos de tiza y pizarrón, y lo escucho dar nombre a lo que estaba "escribiendo" ("La A, de abeja, muy bien! pasemos a la siguiente letra", y así).
Sinceramente, amigo lector: yo lo quería asesinar. Qué se hace en ese caso? En serio quería caerle a golpes. Sentía el escozor en las manos. Y me aterran tanto esos arranques de violencia, pero de veras, yo no sabía qué hacer. Al final me lo traje de nuevo a la cama, lloraba como marrano, después se conformó y empezó otra vez a saltar y jugar en la cama, y yo con lágrimas en los ojos (de verdad), de pura frustración. Al final se durmió. Eran casi las cuatro de la mañana.
Hoy, por supuesto, a las ocho lo levanté, y al jardín. Debe estar muy cansado. Y yo, ni te digo.

2 comentarios:

Vontrier dijo...

Con la impunidad que da el no haber tenido hijos aún y habiendo conocido al retoño en cuestión, puedo decir que está usted haciendo un estupendo trabajo.
Es cierto que quizás el niño se duerme un poco tarde, pero que más dá... le quedan por delante, tantísimos años de obligaciones.
Dejelo así. Parece un niño muy feliz y supongo que lo es.

Beso grande, M.

MariaCe dijo...

Vonty, qu� linda, gracias! No sab�a que hab�a andado por aqu� Es la primera vez que me dejan un comentario, y tan lindo, encima... De veras gracias. Abrazote.