jueves, julio 1

TELITA V: Pino & Agente Smith

He aquí una de esas sincronicidades que tanto parecían llamar la atención del extinto mostro de las letras señor Jorge Luis Borges. Resulta que cuando al Agente Smith le llega la invitación a participar de este Telita, en simultáneo le llega un mail con un cuento de su amigo Pino. Pino estudió con el Agente Smith hace como treinta años, actualmente vive en Inglaterra y por su trabajo se la pasa visitando puertos europeos. La cosa es que le manda este cuento y ni lerdo ni perezoso el Agente le agrega un final telitero y ¡voilá! habemus Telita.

Aquí pues, el cuento del señor Pino, tuneado por el Agente Smith:


CORCEGA

Europa es mía! dijo el corso Napoleón Bonaparte una tarde de 1810. Tiempo después, durante su exilio, alguien le preguntó: ¿Cómo, habiendo sido el dueño del Imperio Francés usted nunca ayudó a Córcega? Es que no he tenido tiempo, contestó.

Y lo bien que hizo. Porque la isla se ha desarrollado poquísimo y hoy en día conserva su belleza natural. En el interior casi no hay caminos y a varios sectores paradisiacos se llega solamente a lomo de burro o en yate de placer. La campiña francesa se mezcla con el charme europeo. En Porto Calví se dan cita la crema y nata del viejo continente, podés encontrar a Giorgio Armani, a Dolce y a Gabbana, a los Gucci, los super-ricos, lo más excelso del socialismo francés, los capitalistas de siempre y algún jeque desvariado que ande por la zona. El vehículo típico es el Yate o el Crucero pero algunos llegan por Ferry con sus humildes rodados.

Para agasajar a esos personajes se construyó una Fortaleza medieval en el morro que domina la entrada de la bahía de Porto Calví. A la espera de su objetivo final la fortaleza se utilizó durante algunos siglos como ciudadela y defensa militar. Hoy en la cima se encuentra Thao, un club nocturno con todo lo mejor, jazz en vivo, músicos bohemios y franceses, los mejores alcoholes, bellas damas y abultadas billeteras.

Lo que hay abajo no es poca cosa. La bahía está bordeada por callejuelas y bares con mesitas sobre el empedrado inclinado. Encontré uno muy particular, porque era chiquito, con techo de paja y sillas de pino.  Era un bar cubano donde servían los mejores Mojitos que tomé en mi vida. Aparentemente los preparaban unos minutos antes en La Bodeguita del Medio y los llevaban en plato volador hasta Córcega.

ELLA llegó al barcito un poco después que yo. Era más que bella, más que delicada y más que francesa. Estaba vestida con un top muy corto y un vaquero dos talles más grande que lo necesario. No usaba cinturón ni ropa interior.

Eligió un lugar en la barra y se sentó, justo a mi lado. Cuando se sentó en la banqueta, no se dio cuenta de que el vaquero se desplazaba y la dejaba al descubierto en un 50 por ciento. Allí estaba. Como un director de orquesta. El bar se transformó en un anfiteatro que no respetaba las reglas de la geometría pero si las del instinto y la envidia. Dos chicas raras en una mesa, unos legionarios uniformados en otra, una pareja común, otros hombres y mujeres. Todos estábamos pendientes, como músicos, de percibir el más mínimo de sus movimientos; de captar el más imperceptible de sus compases.

Instintivamente me puse a leer ese libro abierto, a mi lado. Un libro sin escrituras, pero que todo me lo decía:

“Tomo sol desnuda en el fly-feck del barco. Siempre soy el centro de atención y ello me gusta. Tengo 21 años, 4 meses y 16 días”.

Así estaba de concentrado leyéndola, cuando una voz insistente me baja del mundo celestial al mundo real. Giro mi cabeza hacia la empleada del bar y la veo del otro lado. Del otro lado en todo sentido: Portorriqueña, fea, tetona y escotada. Su pelo platinado estaba quemado con manchas anaranjadas. Su boca pintada de rojo sobrepasando los labios, remataba en un lunar grande con un pelito mal cortado o mal crecido. Fue en ese instante cuando empecé a amar a una y a odiar a la otra. -Que est que vous voulez? me dijo como imitando a Minguito Tinguitella.

Mojito, le contesté.

Yo tomaba un traguito y seguía leyendo…

“Estoy aburrida. Mi novio es un pelmazo y sus amiguitos millonarios peor aún. En el yate de Papá no puedo estar. Este es el único lugar donde a nadie se le ocurriría buscarme”...

- Comment que tu t’appelles? Escucho de costado. Era el espantapájaros, que se me había estacionado al otro lado de la barra. Furioso y consciente de que las cuatro palabras que yo sabía en Francés eran el doble de sus conocimientos, le contesté: -Je m’appelle Borges. Jorge Luis Borges.

- Enchanté! me dijo mientras yo ideaba una manera de alejarla y ganar minutos de oro.

-Un autre Mojito, s’il vous plaît.

Bella desde todos los ángulos. Era insoportable estar a su lado. Decidí que tenía que pensar en otro tema. Pensar en algo abstracto. Pensar por ejemplo: ¿Cómo es posible que el Creador construya dos cosas tan disimiles, utilizando los mismos materiales? o, Los derechos del hombre frente a la desigualdad entre las mujeres. En fin, yo trataba de no resbalar por la superficie interna del embudo; me aferraba del borde y con esfuerzo lograba sacar la cabeza. Entonces me encontraba de nuevo frente a la fea. Debe llamarse Rita o Celia o cualquier otro nombre ridículamente caribeño, pensé. Evidentemente estaba decidida a hablarme; como mínimo.

Lo grave era que por mi edad y por la categoría de mi hospedaje, yo me encontraba más cerca de Celia que de Celine. Qué horror. ¿Ahora que hago?

-Un autre Mojito, s’il vous plaît. Era el tercero. Lo saboreé y me escapé de aquel fuego cruzado. Mientras me alejaba del bar mi meditación zigzagueaba y recordaba: Los Mojitos son como los glúteos de una mujer hermosa. 

Uno es poco y tres son demasiado para un ciego que lee mujeres como libros. Y para leerlas yo, desgraciadamente, soy Borges.

Autor: Pino.
Adaptación: Agente Smith
Julio 2010

9 comentarios:

Karito La Cordobesa dijo...

Muy lindo, muy lindo!.

Maria Kodama dijo...

¡Oh, Georgie se revolvería en su tumba! ¡Qué relato espantosamente arquetípico! ¡Por Bioy! La europea hermosa y la americana fea, la europea joven y rica y la americana un simple pastiche de lugares comunes sobre la fealdad de la mujer. Y el hombre, el protagonista, ¡no es capaz de contar nada de si mismo más que que sabe leer nalgas!Y lo único que delata el relato es su edad: ya nadie dice "vaquero". ¡Un vaquero que deja libre el 50% de la anatomía de la mujer quiere decir que se le cae hasta las rodillas! ¡Santa Silvina! ¿Es posible que hoy en día, todavía existan personajes capaces de escribir semejantes incoherencias que no son dignas ni de un catálogo de turismo? Encontrarse a Dolce y a Gabbana es como encontrarse con Ortega y al rato, con Gasset. Puros lugares comunes. La literatura es otra cosa, Georgie de mi alma, perdónalos pues no saben lo que hacen.
Afortunadamente, ustedes, no son Borges.

Memento dijo...

Qué bueno que contrataron a Maria Kodama de jurado. Voy a mirar Bailando por un Sueldo hasta que se disuelva mi lóbulo frontal, ecribo unas líneas y vuelvo.

mosca brava dijo...

María, no deja de ser borgeano el relato de quien confunde su desdicha con el destino sudamericano.

Anónimo dijo...

Claro, con la diferencia de que Dolce y Gabbana son dos tipos diferentes, y Ortega y Gasset es uno solo.

MariaCe dijo...

Momento, nada de "hubiera escrito Smith". Este cuento lo hizo el señor Pino y Smith lo adaptó y todo está en debida regla y el señor Pino tiene tanto derecho a escribir su cuento como el sr Smith y viceversa y juntos también. En otra ocasión seguramente va a escribir Smith. Y Mosca :)

L'ingenieri dijo...

Esto cabecitano negra complicano tutto.

Agente Smith dijo...

Ah, bueno, de haber sabido...!

El objetivo de aportar un cuento era bien modesto, para entretenernos un rato, nomás.

Particularmente del cuento me gustó la decripción del lugar al comienzo y al final la indecisión del tipo que si se hubiera encontrado con solamente una cualquiera de las dos mujeres hubiera intentado algo, pero con las dos juntas toma conciencia de su estado intermedio y se retira.

Igual generar un poco de polémica e intercambio de opiniones es divertido. Agradezco a los que leyeron y comentaron, tomo las críticas con toda humildad y espero que el próximo escrito guste más.
Hay cosas más trascendentes, por ejemplo, el partido del próximo sábado.
Besos y abrazos a todos,
A.S.

MariaCe dijo...

Agente: Lo que es yo, estoy muy contenta de haber posteado el cuento de ustedes por más de una razón. Y una de ellas es que me dio a pensar en ciertas cosas, como por ejemplo, me quedé pensando en cómo van cambiando ciertas cosas en el mundo, no, en MI percepción del mundo. A ver si puedo explicarme:
Como creo que le pasó alx comentarista María Kodama, a mí también me chocó ver expresado con tanta frescura el... ¿cómo se dirá? ¿antinomio? "mujer linda-mujer fea", el pensar a una mujer como algo que está ahí para cierto uso, en este caso, pongamos, para solaz del protagonista (aunque más no sea echarle una lectura). Eso me pasa hoy, en la actualidad. Pero creo que si hubiera leído este cuento hace, qué sé yo, 25 años atrás, lo habría encontrado "normal". Así de acostumbrada estaba a hallar esa clase de pensamiento en el discurso y el accionar de la mayoría de la gente. Eso ha ido cambiando. No mucho todavía, pero no es poca cosa , que se vaya instaurando en el colectivo esta manera de pensarnos/sentirnos a nosotros mismos.
Bueno soy un desastre explicando, y a me enredé toda. Que siga otrx.
Por lo pronto: gracias por mandarlo, Agente, y transmita mi agradecimiento al señor Pino.