En pleno apogeo del TELITA 3, sorpresivamente nos llega un nuevo aporte, pero ¡para el TELITA 2!
El viaje
- A ver, Antonia, alcanzame la camisa limpia. Y el pañuelo. Se va haciendo la hora ´e dirme.
La mujer le entregó la ropa en silencio, se movía despacio en el interior del rancho mientras la luz que se filtraba por las maderas le dibujaba sombras en la espalda.
-Alcanzame un poco de agua y decile al Luis que venga a saludarme, que ya me voy.
Corrió la tela que cubría la puerta, afuera esperaban los hijos, de pie abajo del sauce.
-Se va, les dijo.
El varón entró y se quedó mirando el suelo, pasando el peso de una pierna a la otra.
-Bueno, Luis, ya sabés, me tengo que ir. Ya sé que las cosas no son como a vos te hubiera gustado pero no me puedo quedar. Te encargo que cuides a tu mama y a tu hermana, ya sos casi un hombre y sé que te vas a ocupar.
La cara del muchacho no ocultaba la bronca, pero los labios apretados no permitieron salir las palabras.
-No me decís nada? Es que sos muy cachorro todavía para entender.
Ahora no seas cabezón, cebate un mate, pensalo bien, ya se te va a pasar.
El silencio se impuso entre los dos. El mechón mojado en la frente del muchacho acompañaba el vaivén del cuerpo. Sin decidirse a salir, con la mirada fija en sus alpargatas, no se atrevía a mirar al hombre que se acomodaba el pañuelo en el cuello y se aprestaba para partir.
-Bueno, ya está... Y que me vaya lindo! ¿no?, dijo el padre.
El muchacho salió apretando los puños, afuera la madre y la hermana lo miraron ansiosamente.
-Se va, dijo con rabia.
La hija entró lentamente, como estirando el tiempo. Parada en la puerta, los reflejos del río iluminaron las trenzas renegridas que enmarcaban la palidez de su rostro.
-Ah, m´hijita, ya sabés, me estoy yendo. De vos no me puedo quejar, siempre me diste alegrías, así que espero que sigás así. A lo mejor me das el gusto y seguís para maestra, la cabeza te dá, tenés que tenerte confianza, ya vas a ver. Vení, no llorés, dame un beso y llamala a tu mama.
La mujer entró, se acercó como con miedo.
-Antonia, llegó la hora de dirme. No tengo reproches para vos, siempre fuiste una buena mujer. Fuiste todo lo que quería en mi compañera, mi china querendona, siempre te quise, te voy a estrañar.
La mujer se abrazó al hombre, con la cara mojada contra la camisa planchada, tomándole la mano.
-No Rosendo, no te me vayas!, tanto tiempo juntos, qué va a ser de mí acá solita...
Pero no tuvo respuesta. La mano cayó sin ruido sobre la manta. En la cama los ojos del hombre quedaron para siempre fijos en el techo.
Arrastrando los pies salió y se quedó mirando la corriente imparable del río.
-Se fue, dijo.
* no jodamos
9 comentarios:
Ah, bueno.
Esto sí que es una VERDADERA sorpresa!!!
felicitaciones,Agente!
Muy bueno. Me gustò mucho.
Una felicitación para el Agente Smith, sorpresivo lo suyo pero muy grato. Me ha gustado mucho su escrito. :) ¡Saludos y siga sorprendiendonos!
Y un saludo especial para la instigadora de este taller que ha hecho descubrir en muchos el lado de las letras sensibles, dejandonos conocer el lado artistico de cada uno de los que han pasado y seguirán pasando por aqui. ¡Abrazotes!
Gracias Profe por sus lindas palabras.
De más está decir que me encantaría que participe del Telita, la suya es presencia de honor acá!
Un abrazote!
Muy bueno. Agente, el giro que le dio al final dejó todo patas para arriba.Crea un buen suspenso y remata con solvencia.
Muchas gracias a todos, y muy agradecido además a la dueña de casa, MaríaCe por la invitación.
Ah, no. No me esperaba ese final.
Hubiera preferido odiarlo al tipo porque se iba a algun lugar, pero vivo!
Me encantó.
¡Muy bueno!
¡Felicitaciones!
June
Qué vívido, cuánta realidad del interior del país!!!!........hermoso, Agente, ahora "cumpa" del TELITA IV........Nos encontremos la semana que viene "teliteando", te pa?......ahora me voy a recargar pilas a La Pampa y vuelvo el lunes.......Soy muy nuevita en esto, "casi virgen", por lo que sugerime cómo nos pongamos de acuerdo como te parezca........cariños....silvia
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