I.
Francisco me ayuda a preparar un pastel de papa. La ayuda consiste en ir trayendo de la heladera lo que le voy pidiendo. Según le indico lo que necesito, va poniendo sobre la mesada: la leche, un huevo, la carne picada, un ají morrón, queso de rallar. Luego observa su trabajo: todos los ingredientes están muy ordenaditos, en línea, uno al lado del otro.
- Mamá, lo hice muy bien. ¿Sabés por qué?
- ¿Por qué?
- Porque soy un ponedor profesional.
II.
- Mamá, está muy rico el pastel. ¿Por qué?
- ¡Porque lo hicimos con amoooorrrr!
- Sí. Y con papas.
8 comentarios:
Jajajaja, què lindo. Guardà todas esas anècdotas en algùn lugar bien cuidado de tu corazòn.
¿Sobrò un pedacito?
Bueno, si te sobrò traelo a casa cuando pases a retirar el premio que te està esperando.
Eh?! ¿Premio? ¿Adónde? ¡No vi nada!
Vos me diste el de Blog de Oro hace un montón, ¿ahora otro más? Uy dio, ¡gracias!
Y dónde está, ¿eh? No lo encuentro...
Juaaa!
la última respuesta, me mató!
Uno intentando conservar la ilusión, y viene el niño a despatarrarte de un realidadazo!
besos!
Gran combinación: amor y papas, lo del pan y cebollas era un verso.
¡Salud!
¡Ese es mi poio! Ponedor profesional!!!juajuajuajua!!!
Lo segundo, es sentido práctico 100%. En un día medio depre, te tira abajo, ja.
tan bonito, el Francisco
Ya me lo veo dentro de 20 años, diciendo cosas de "ponedor" experto de la "papa" en la huerta...
No, no lo van a ver tan dulce.
XD
Mona, Mafa, Zippo: se dan cuenta? tan chiquito, y ya sabe que con el amor solo no alcanza pa llenarse la panza :(
Gabrielaa: yo pienso igual (ejem) ;)
unServidor: verdad que sí? yo pensaba lo mismo... después de los 12 o 13, eso del ponedor profesional lo transformará en un auténtico ganso.
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