Contó:
- Me la encontré hace unos días. Iba muy bien vestida, elegante. Me contó que es secretaria de un doctor, que vive un poco acá y un poco en la capital, y que publicó un par de cuentos. Se la veía... como satisfecha. Me acordé de cuando íbamos a la escuela. Siempre teníamos más o menos el mismo promedio, una vez tenía unas décimas más el de ella, otra vez el mío. Siempre cerquita del 10. Competíamos por la bandera. Competíamos por todo, bah. Eramos muy parecidas, nos gustaban las mismas cosas. Las dos soñábamos con ser escritoras, con tener una familia, un chalet, un auto. Las dos estudiamos el magisterio, nos casamos casi al mismo tiempo, y tuvimos el primer hijo casi al mismo tiempo. Ella enviudó un poco antes que yo. Ya para entonces no nos frecuentábamos, cada tanto tenía noticias de ella por algún conocido en común y nada más...
Se quedó un rato pensativa, y después:
- Parece como veinte años más joven que yo, la guacha.
.
viernes, diciembre 5
Competencias
Etiquetas:
confidencias
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
Ja! sea como sea, son mujeres, no hay caso.
Qué cosa...siempre hay una de esas en la vida de cada una de nosotros...
Lo bueno: quién te dice que la otra no piense lo mismo!! ( si no por la apariencia, puede ser por que le parece "màs feliz" "más en paz con el mundo"...o que el hijo es más bonito!)
linda narración!
besos
Jaja... Muy bueno!
Las mujeres competimos más, no? Siempre decimos que los hombres "se la viven midiendo", pero me parece que nosotras, jugando calladitas, estamos al salto por ver qué hace la otra y hasta dónde llega. Pero no es con todas, es CON ESA... Digo, me parece, no sé.
Voy a desarrollar mi teoría y vuelvo a explicarla mejor.
Besos :)
Juajuajuajuajuaaa! tenía que mostrar la hilachaaaa!!!
Muy bueno, María, contundente, me hizo doler las costillas de risa.
Pues, por las dudas que alguno piense que surgió de mi imaginación, cuento así como me lo confiaron lo volqué acá, porque me dio una risa que mujeres grandes (65 años) anden así compitiendo en semejantes pavadas!!!
Me dio risa, penita, y ternurita.
Está bueno, después de todo, que una encuentre el gustito a la vida también en tantas pavadeces inofensivas, no?
Abrazos a tutti.
Publicar un comentario