martes, abril 8

Incomunicación

No hay caso.
Por alguna razón, me cuesta muchísimo conectar con alguien, en estos días. Más que costar, me está resultando imposible. Lo gracioso, o patético, es que vengo intentándolo, Voy, procuro ser amable, no pasarme de lista, no ser insultante, no mostrarme demasiado escéptica, no rayarme con las estupideces ajenas, hablar sólo de lo que sé, no meterme en asuntos ajenos, no encajar a nadie mis asuntos, reirme de los chistes, no hacer caso de ironías agresivas.
Demasiada cortesía: un esfuerzo agotador y vano.

To another thing.

3 comentarios:

Fender dijo...

Mire, la entiendo tanto que hace un tiempo escribí un post sobre el tema.

"Tengo entre mis relaciones gente poco afecta a los encuentros sociales. Meditando dentro del incómodo cartucho de metal con ruedas pintado de amarillo, negro y rojo que me lleva al laboral, sostengo que el problema no es la ausencia de sociabilidad del irritado fugitivo de reuniones sino el exceso de ella.
Así como podemos estar tristemente solitarios en un grupo de alegres comensales también podemos estar cómodamente solos en compañia. No es la gente lo que cansa a mi querida gente a prueba de gente, sino tener que soportar sus aburridas neurosis burguesas de Revista Para Tí.
Convengamos, no hay nada peor que vivir la pesadilla de otro en la que uno no es más que un miembro del coro, repitiendo "sí, qué tiempo loco", "sí, qué loca está la gente", "sí, la juventud no es lo que era" (eso seguro, viejo de mierda), cuando más se quisiera es estar en soledad hurgándonos los mocos, leyendo un libro o frecuentando a la gente con quien se puede abandonar la pátina social y ser uno mismo de una vez."

(No, no suelo venir a blogs ajenos a hacer catarsis [exageradas], por lo que le pido mil perdones)

MariaCe dijo...

Qué perdón ni perdón.
Usted es VIP en mi blog.
Venga y catarsee cuando quiera. Ultimamente me la paso catarseando yo.

Cariños!

Vill Gates dijo...

María C y Fender: He llegado a la conclusión de que eso nos pasa pasadas determinadas edades. Creo que nos volvemos más reflexivos y menos impetuosos, tendemos a medir lo que decimos y a aventurar las consecuencias. A veces está bien, pero otras me parece que no.
Si me hubiera medido como hago siempre, por ejemplo este sábado me hubiera perdido de conocer a Fender y a Cassandra. No soy de ir a lugares de gente que no conozco pero hice el esfuerzo de pensar que SI LOS CONOCIA (me lamento no haber hablado con Fender, pude charlar un ratito con Casandra) y era cierto porque compartimos muchas cosas, ideas o experiencias.
En fin, la edad, o la experiencia sirven, pero a veces te juegan malas pasadas.

Un beso María... paso cuando puedo.