martes, octubre 16

Santos y milagros

Agustina tiene 9 años y es la más chica de la familia. Le gusta bailar, jugar a la pelota y correr de la mano de sus hermanos. Como sus papás son profesores de educación física, desde muy chiquita la tuvieron "en movimiento", y sus músculos se fortalecieron tanto que casi no se le nota la lasitud típica del sindrome de Down. Al igual que el resto de su familia, Agustina es muy mal hablada y putea como un camionero. Agustina nació con sindrome de down, varios desórdenes y sobre todo, con una cardiopatía muy delicada. En los pocos años que lleva en el mundo -muchos, en realidad, porque ya sobrepasó el límite que le habían impuesto los médicos- Agustina pasó por varias intervenciones quirúrgicas, todas difíciles, todas dolorosas. En la última que le hicieron, cuando despertó luego de muchas horas de anestesia, le preguntaron qué quería mirar en la tele. Adormilada y todo, respondió: "fulbo". Luego, más despabilada, se interesó por los cuadros de los que eran hinchas los médicos. Le dijeron que de River, lo que motivó que los reconociera al grito de "puto! puto puto puto!"
Agustina tiene la risa y la puteada siempre listas. Los hermanos la adoran, es la alegría de la casa. La mamá la llama "nuestro caracolito", porque todo lo aprende, pero despacito.
El sábado yo escuchaba a Guille, su papá, hablarle a mi hermano en estos términos:
"Sólo uno de setecientos embarazos de bebes con sindrome de down llega a término. Así que para empezar, nosotros fuimos 700 veces afortunados ya conque Agustina naciera. Y de los nenes que tienen la cardiopatía de Agustina, sólo uno en cien supera la primer intervención. Todos los pronósticos nos decían que Agustina nos iba a dejar pronto, demasiado pronto. Así que hacé la cuenta... somos 70.000 más afortunados que otros..."
Y luego contaba, cagado de risa: "Esta tarde Agustina le pidió a la madre que le discara el teléfono de Lucila, una vecina. Cuando la madre le pasó el teléfono, le preguntó a la vecina si podía ir a jugar a la casa. La vecina le dijo que sí, pero la madre no la dejó porque era muy tarde. Y Agustina se fue refunfuñando: La reconcha! Justo es de noche!"

Alguna gente nos redime, no les parece?

4 comentarios:

Pablo Martin dijo...

Es cierto. Si todos viéramos el lado positivos de las cosas. El estar siempre a la defensiva, siempre esperando este o aquel resultado, que las cosas salgan a "nuestra manera". Solo llevan a la frutración y que cada vez la prueba sea más jodida. "La aceptación" y encontrarle la vuelta a resolver el problema, es la Vida en sí misma. Siendo feliz por cada dìa que comienza, porque nos dà la oportunidad de probar una nueva estrategia o nos presenta otro nuevo "problema". Es la misma sensación de leer un libro que nos atrapó. Esperamos cada momento para poder leerlo atentamente y avanzar en el relato hasta haberlo completado todo. Me gusta mucho tu blog.

MariaCe dijo...

Hola Pablo Martin, bienvenido. Creo que te encantaría conocer a esta familia. Compartiendo con ellos, se percibe el reflejo de una Sagrada Familia.
Agustina se prepara ahora para enfrentar una última operación que, si sale bien, debería dejarla respirar más tranquila unos cuantos años... Dios lo quiera.
Gracias por tu comentario, me alegra que te guste el blog.

Vill Gates dijo...

Que buen relato, creo que animante para otras familias que tienen algçun nene con el sçindrome. Entendçi que es tu hermanita no?

Gracias por tu comentario en mi blog. Pasá cuando quieras.

MariaCe dijo...

A Vill: No, no es mi hermanita, es la hija de un amigo de mi hermano, los conozco desde hace muchos años :-)