sábado, agosto 4

Desparejas

Ayer, luego de leer un corto relato de Vontrier, me quedé pensando en las veces que había atravesado yo ese tipo de situación, en cómo lo había vivido, y también en la forma en que lo habían vivido amigas mías que se dignaron contarme. Si bien en el cuento de Vontrier la disparidad está en la edad o en la experiencia, y en verdad se trata de un breve encuentro entre supuestos desconocidos -lo de "supuestos" es por una historia que le sucedió una vez a una amiga, que se curtió sin más ni más a un perfecto desconocido en un micro de larga distancia, sólo para que, al llegar a destino y encontrar en la terminal a sus respectivos familiares, resultara ser el hijo de una amiga de su mamá, al que sí había conocido, cuando él era chiquito y ella ya adolescente-, bueno, como venía diciendo, así se me disparó el pensamiento por el lado de las parejas. Las desparejas, bah: las que socialmente son llamadas desparejas. Ella altísima y él bajito, él o ella cuarentón/a y su parejita veinteañera, él muy flaquito y ella gordota, y así. No sé por qué socialmente hay como una condena a este tipo de pareja, parecería que esa disparidad no debería acarrear más que insatisfacción e infelicidad. Cuando una se aparece con el novio "desparejo", la mirada rara vez es de aprobación. Y cuando se separa, flota sobre la opinión -expresada o no- un tufillo a "era previsible".
Personalmente encuentro que hay ciertas disparidades que sí suelen acarrear una buena dosis de dificultad a la hora de asentar la pareja. Una de ellas: él casado, ella no (o viceversa). Otra: ella económicamente sólida, él no (el viceversa no parece sufrirse tanto). Otra: él muy culto o muy profesional, ella no (o viceversa).
Pero ciertamente, y aunque resulte vulgar decirlo, creo firmemente que el amor, bien llevado, con la rienda firme, es capaz de atravesar toda disparidad. Toda, sí. Quizá parezca una declaración romántica. Bueno, no lo es. Creo que el amor es una herramienta potente y se necesita resolución para manejarla, para dejarse atravesar, y así como resulta mágico y aterrador descubrirlo en una misma (en uno mismo, para hablar en genérico), creo que hace falta valor y mucha decisión para aplicarlo y sostenerlo. Y no siempre tiene que ver con el cariño, el gusto o las emociones.

Ven, cuánta cosa me disparan los cuentos de Vontrier, vaya y lea, aquí a la izquierda va a ver sus links.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde que el mundo es tal, el amor une, y la falta de él, provoca rechazo.
Y no hay vueltas de hoja que demuestren lo contrario

serpnorber dijo...

Creo que en España ya hay una universidad del Paciente Enfermo de una dolencia de por vida(diabético, reumático, parkinshon, etc.etc) Y o propondía una universidad para todos aquellos que quieren incursionar en la pareja, tenet hijos y/o formar una familia. Se dá por descontado que eso lo puede hacer cualquiera; y no es así. Hay cualidades, aptitudes y predisposiciones; amén de las características genéticas de cada uno de los componentes de la pareja. Yo tengo un dicho que no le gusta a la gente cuando lo digo: EL AMOR NO EXISTE, EL DINERO SÍ. Esta frase encierra, que cualquiera puede declamar amor, hacer poesías, suspirar etc.; pero lo verdadero es lo tangible, qué es lo que aporto en realidad, atención, dedicación, comida, protección, arreglos domésticos, ropa, cuidados médicos, ayuda emocional. EL CONTIGO PAN Y CEBOLLA, no funcionó. He dicho :)

Anónimo dijo...

Ehm... lindo su final con el amor. Las diferencias existen solamente para aquellos que las ven.
Estuve de los dos lados: salí con un vejete (bah, vejete... yo 24, él 35) y estuve del otro (yo 29, él 24).
En ninguno de los dos casos la diferencia se hizo notoria. Bah, en el primer caso, menos que en el segundo y es obvio con mi forma de ser.

Insisto: las diferencias existen sólo para quien las ve.

He dicho.